Yo, para todo viaje, don Machado,
de mi casa al trabajo y del trabajo
a mi casa otra vez, siempre a destajo
trabajar, trabajar, ya estoy quemado;
agradecido a Dios si voy sentado;
si estoy de pie, cansino y cabizbajo;
recordando al cabrón que me sustrajo
la cartera de piel el mes pasado;
yo no sé que le ve, Machado, al tren,
que tanto traquetea, tanto oscila,
y en obras siempre tiene tantos tramos.
Apretar y empujar en el andén,
con agobio salir oliendo a axila...
En fin, del metro ya mejor ni hablamos.
sábado, 21 de abril de 2007
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