Tomé mi asiento aquí, en esta terraza
frente a aquella mujer, la de la mesa
del fondo, lepidóptera y obesa,
hablando a puro grito y sin mordaza:
“Es muy mala esta salsa de mostaza”.
“Es necio llevar bolso porque pesa”.
“Es peor el tampón que la compresa”.
“La sacarina es mala y no adelgaza”.
Rebosa en opinión: de extranjería,
del tiempo, del café, de la cerveza,
de política, dios, de astrología...
Bendita paz.
Bendita ligereza.
Yo quisiera habitar, tan sólo un día,
ese mundo indeleble, esa certeza.
viernes, 6 de abril de 2007
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