Me oculto audaz, sagaz, tras los telones
con sigilo de astuta comadreja,
azogue en el gaznate, en la madeja
que algún autor tejió como aguijones;
que tejió con arredro y con pasiones
concebidas para otros; que me aleja
con paciencia de dócil candileja
a un papel sin lugar ni acotaciones.
Espero aquí mi turno innecesario
—dos horas de cansina vigilancia—
con porvenir de ingenuo presidiario:
No poder escapar de esta obra rancia
donde soy personaje secundario,
un extra que carece de importancia.
domingo, 3 de junio de 2007
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