Las íntimas labores de la hormiga:
tiznada en su destino y en su origen
por demiurgos de afán que la dirigen
más allá del asueto y la fatiga.
El bronce escarabajo en la boñiga:
codicias aromáticas lo rigen
a cúmulos de unción que lo cobijen,
hacia una mierda hogar, manjar y amiga.
Hoy la hormiga prosigue su trabajo
de trigo atesorado en laberinto;
hoy molda su puré el escarabajo
—trabajo igual de digno aunque distinto—;
como sigue mi espíritu a destajo
recolectando hastío: por instinto.
martes, 19 de junio de 2007
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