domingo, 10 de junio de 2007

Soneto XXXIII: Paseo marítimo

La pared de mi espíritu se encala
desde andamios que erigen mi derrota
como furia fugaz, como gaviota
que al vuelo y con sus heces me apuñala.

Heces, mierda, que fluye y que resbala
desmaquillando un rostro gota a gota,
revelando en la víctima un idiota
cuya suerte persigue y acorrala.

Mierda y luz que se alzó como barrera
y taladrado son de acantilado,
mierda y luz que torturan mi ceguera,

muro gelatinoso y encalado,
pared para mi espíritu, frontera
entre un mundo de mierda y un pringado.

No hay comentarios: