Mister Burtoo, setenta y siete años.
Mientras duerme un sopor de fuego y brasa,
un día es abducido de su casa
por entes enigmáticos, extraños.
No hicieron falta coacción, ni engaños
para un senil de voluntad escasa
que temió más las burlas y la guasa
que abusos alienígenas o daños.
Tras ser atentamente examinado
fue devuelto a su granja de labriego,
marcado como inútil por los seres.
Mister Burtoo, tullido y atrofiado,
mi incapaz compañero, mi alter ego:
¿Eran extraterrestres... o mujeres?
domingo, 24 de junio de 2007
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