Se ocultan tras los pórticos sus llaves,
reposan incendiadas bajo espuma
de la piedra en los siglos.
Se rezuma
podredumbre en su término, las aves
salpicando de luz, los arquitrabes
con su brisa anegada.
Cuánto exhuma
su tiempo imperceptible. Cuánta pluma
entregada a perímetros.
Tan suaves
rotos en luz, quebrados como entonces,
deshilachados lodos.
Suda y brota
y esculpe sobre arcilla una caterva.
Se ocultan tras los pórticos,
sus gonces
son desgarro y chillido, herencia rota,
y la Historia de Europa nos observa.
lunes, 25 de junio de 2007
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