Vivimos bajo el agua. Nos ahoga
desde su cielo agonizante – blanca
lluvia doliente, recia y cojitranca –
como cohibido abad que se desfoga.
Vivimos bajo el agua. Nos arroga
el cieno que los polders desatranca,
mientras el visitante se embarranca
feliz entre las putas y la droga.
Vivimos bajo el agua, sin reparo
secándole al océano los paños;
vencemos frente al agua.
Por lo avaro,
miramos con recelo a los extraños
que afanan nuestras rubias, con descaro
y esos ojos hambrientos y castaños.
domingo, 20 de mayo de 2007
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1 comentario:
Joder, ¡soberbio!
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