miércoles, 18 de julio de 2007

Soneto LI: Huestes

El precio de la tierra, la pezuña
y chillidos de sable; su regreso
a vaina ensangrentada,
                                    como espeso
cometido caudal. ¿Y quien la empuña?

¿Y quién, carnicería, nos acuña
y nos traza en gavilla a puro hueso?

La Historia son los piélagos de un yeso
que estuca negra sangre:
                                          cuanto bruña
más allá del ardor, o el asesino:
un hombre
                  sobre un hombre
                                             sobre un hombre,
y tanta carne absurda que se hiere.

¿Hay algo más allá de ese destino,
desahucios en la Historia sin un nombre
como otro cuerpo anónimo que muere?

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